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El Último Coutourier

  • Felino Plaza. Trendy Room Editor.
  • 25 dic 2014
  • 3 Min. de lectura

HUBERT DE GIVENCHY & EL MUSEO THYSSEN

Encontrarse a unos centímentros físicos del mítico vestido negro, junto a las joyas y las grandes gafas de sol, que lucío la inolvidable Holly Golightly en Desayuno con diamantes deja a cualquiera sin palabras. Pero esa prenda no es más que la clave, la llave a la historia personal de la actriz, Audrey Hepburn, que encarna a Holly y al artífice de este traje mítico: Hubert de Givenchy.

Él (Hubert de Givenchy) es el hombre que aparece en las enciclopedias junto a los grandes creadores de la historia de la alta costura: Coco Chanel, Christian Dior, Cristóbal Balenciaga, Jeanne Lanvin o Pierre Balmain. Actualmente él único que está vivo.

Hubert de Givenchy es un icono de la moda, de la costura más impoluta y del corte más perfecto. Pero lo que no ha sido tan evidente, y queremos sacar a la luz es que Hubert ha sido siempre un luchador idealístico y un superviviente generacional.

Desde la apertura su atelier parisiano a los 25 años, Hubert de Givenchy no hizo más que ser fruto de una continúa y grandiosa evolución, quedando atrás su formación con Shiaparelli o el rechazo a Christian Dior para aperturar su propia maison. En los´50 daba paso su incursión en la sociedad neoyorkina, tras sus presentaciones en el Waldorf Astoria, en la élite holliwodiense (Audrey Hepburn, Marlene Dietrich, Catherine hepburn, Deborah Kerr, David Niven, Elizabeth Taylor o Greta Garbo), en las damas de estado más refernciales del panorma internacional (Jackie kennedy, Grace Kelly y su hija Carolina, la duquesa de Windsor) y en el mundo de la moda europa más referencial.

Ella (Audrey Hepburn) sería su hada madrina, a pesar de que Vacaciones en Roma aún no se había estrenado en Europa y su figura no era tan célebre y conocida como en la acturalidad, Audrey se llevó toda su colección para lucirla en su siguiente filme, Sabrina. Este sería el punto de inflexión que marcaría un antes y un despues en la carrera, la trayectoría y la imagen de Hubert de Givenchy y eso catapultaría al diseñador al estrellato global. Ningún otro modisto volvería a encargarse del vestuario de la actriz en sus películas.

Hubert marcó una época impregnándola de una sofisticada sencillez, una elegancia natural y una clase innata. Su pertenecia a la nobleza francesa, su padre era Marqués de Givenchy, hibridada con la crueldad de la situación en la postguerra y las penurias de esta transición hiceron que Hubert desarrollara este estilo tan contrastado.

Sus maneras, su aspecto y sus referentes tienen muy poco que ver con las de sus sucesores. John Galiano, Alexander McQueen y Riccardo Tisci han sido los sucesores de la firma Givenchy tras la retirada de su fundador a finales de los 80.

La maison fue evolucionando hacia un estilo arriesgado y transgresor que se alejaba del ideal Givenchy. Esta postmodernidad nunca ha gustado a Hubert: “No quiero criticar o decir nada malo de lo que se hace ahora. Yo vendí mi nombre y voilá. Fin de la historia”, dice cuando se le pregunta por el trabajo que realiza en la actualidad la maison a la que renunció hace veinticinco años. “Yo ya no formo parte de ese universo, pero estoy orgulloso de enseñar al mundo una muestra pequeña de lo que hice con mi equipo”.

Felix Plaza.

Trendy Room Editor.

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